"El águila calva (Haliaeetus leucocephalus),
también conocida como águila americana, águila de cabeza blanca, pigargo de
cabeza blanca o pigargo americano, es una especie de ave accipitriforme de la
familia Accipitridae que habita en América del Norte, famosa por ser el símbolo
nacional de Estados Unidos, figurando incluso en el Escudo Nacional de ese
país.
Esta especie estuvo a punto de extinguirse en
Estados Unidos a fines del siglo XX, pero su población se ha estabilizado y va
en camino de ser retirada de la lista de especies en peligro del Gobierno de
los Estados Unidos.
La época de reproducción se
extiende de octubre a abril en el sur de la distribución de la especie y de
abril a agosto en el norte. Las parejas se reforman cada año y llevan a cabo el
cortejo espectacular. Ambos socios son fieles el uno al otro durante toda su
vida. Esta relación se termina cuando uno muere, o si la pareja no puede
reproducirse.
Macho y
hembra construyen el nido juntos, ya sea en el suelo, aferrándose a un
precipicio o instalados en un arbusto o árbol, normalmente cerca de un cuerpo
de agua. El águila calva construye el nido más grande de América del Norte:
pueden alcanzar los 4 metros de altura y los 2,5 metros de ancho, pero la
depresión central alcanza una docena centímetros (el más grande registrado fue
de unos tres metros de ancho y seis de alto y pesaba más de dos toneladas).
El águila calva es el ave nacional de los Estados
Unidos. Es uno de los símbolos más conocidos del país, y aparece en la mayoría
de los escudos oficiales, entre ellos el del presidente de Estados Unidos. Fue elegido 20 de junio de 1782 por el Congreso Continental y se representa con flechas y una rama de olivo en
sus garras.
El águila calva era sagrada en
muchas culturas de los nativos americanos que utilizaron sus plumas para tocados y hábitos
religiosos. Las águilas, en general, eran consideradas los mensajeros
espirituales entre los dioses y los seres humanos. En el Powwow, varios bailarines
llevaban gorros con las plumas de estas aves como marca de prestigio. Las
plumas fueron utilizadas en ceremonias sagradas en la ornamentación de ropa de
los Apparat. Para los Lakota, las plumas significaban
un símbolo de honor a las personas que lograron una hazaña. Hoy en día, se
pueden dar en el final de un título universitario.
Para los Pawnee, estas aves eran símbolos
de fertilidad debido a que sus nidos están dispuestos verticalmente y porque
protegen a sus crías. Los Kwakiutlesparcían sus plumas para
dar la bienvenida a huéspedes. Entre las tribus de las Grandes Llanuras durante la Danza del Sol, silbaban a través de un
hueso de águila. En los Estados Unidos, la ley específica que sólo los miembros
de una tribu indígena reconocida por el gobierno federal puede obtener las
plumas del águila calva, con fines espirituales y religiosos.
El águila es el ave con mayor longevidad de esas especies. Llega a vivir 70 años, pero para
llegar a esa edad, a los 40 debe tomar una seria
y difícil decisión. A los 40 sus uñas están apretadas y flexibles y no
consigue tomar a sus presas de las cuales se alimenta. Su pico, largo y puntiagudo, se
curva, apuntando contra el pecho. Sus alas están envejecidas y pesadas, y
sus plumas gruesas.
Volar se
hace ya tan difícil. Entonces el águila tiene solamente dos alternativas: morir o enfrentar un
doloroso proceso de renovación que durará 150 días.
Ese
proceso consiste en volar hacía lo alto de una montaña y quedarse ahí en un
nido cercano a un paredón, en donde no tenga la necesidad de volar. Después de
encontrar ese lugar, el águila comienza a golpear su pico en la pared hasta conseguir
arrancarlo. Luego de esperar el crecimiento de uno nuevo con el
que desprenderá una a una sus uñas. Cuando las uñas nuevas comienzan a
nacer, comenzara a desplumar sus plumas viejas.
Después de
5 meses, sale para su vuelo de renovación y vivir 30 años más. Situaciones parecidas nos
suceden a lo largo de la vida. Hay momentos en los que parecen que hemos
dado en nuestro trabajo, familia y comunidad todo
lo que teníamos, pareciera como si hubiéramos agotado
nuestra creatividad y que ya no tenemos que aportar. Nuestra vida suele
verse gris y envejecida. ¡Estamos en un punto de quiebre!. O nos
transformamos como las águilas o estaremos condenados a morir.
La transformación exige, primero hacer un alto en el camino; tenemos que
resguardarnos por algún tiempo. Mirar hacia
dentro y empezar un proceso de renovación. Solo así
podremos desprendernos de esas viejas uñas y plumas para continuar un vuelo de
renacimiento y de victoria.
Y ¿cuáles
son esas plumas y uñas de las que tenemos que desprendernos?. Pues cada uno
puede identificarlas fácilmente en su vida: son aquellas actitudes, vicios y costumbres
que nos impiden el cambio, que nos atan al pasado, a la mediocridad, a la falta
de ánimo para empezar la lucha.
En otros
puede tratarse de resentimientos, complejos, baja o alta autoestima
que nos nublan la vista y la capacidad de desear objetivos con nosotros
mismos. Debemos
desprendernos de costumbres, tradiciones, recuerdos que nos causan
dolor. Solamente libres de peso del pasado podremos aprovechar el resultado
valioso que una renovación siempre trae".
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