jueves, 4 de febrero de 2016

INSPÍRATE CON LA HISTORIA DE FEBRERO

El Águila Calva (Haliaeetus leucocephalus) 
"El águila calva (Haliaeetus leucocephalus), también conocida como águila americana, águila de cabeza blanca, pigargo de cabeza blanca o pigargo americano, es una especie de ave accipitriforme de la familia Accipitridae que habita en América del Norte, famosa por ser el símbolo nacional de Estados Unidos, figurando incluso en el Escudo Nacional de ese país.

Esta especie estuvo a punto de extinguirse en Estados Unidos a fines del siglo XX, pero su población se ha estabilizado y va en camino de ser retirada de la lista de especies en peligro del Gobierno de los Estados Unidos.

La época de reproducción se extiende de octubre a abril en el sur de la distribución de la especie y de abril a agosto en el norte. Las parejas se reforman cada año y llevan a cabo el cortejo espectacular. Ambos socios son fieles el uno al otro durante toda su vida. Esta relación se termina cuando uno muere, o si la pareja no puede reproducirse.

Macho y hembra construyen el nido juntos, ya sea en el suelo, aferrándose a un precipicio o instalados en un arbusto o árbol, normalmente cerca de un cuerpo de agua. El águila calva construye el nido más grande de América del Norte: pueden alcanzar los 4 metros de altura y los 2,5 metros de ancho, pero la depresión central alcanza una docena centímetros (el más grande registrado fue de unos tres metros de ancho y seis de alto y pesaba más de dos toneladas).

El águila calva es el ave nacional de los Estados Unidos. Es uno de los símbolos más conocidos del país, y aparece en la mayoría de los escudos oficiales, entre ellos el del presidente de Estados Unidos. Fue elegido 20 de junio de 1782 por el Congreso Continental y se representa con flechas y una rama de olivo en sus garras.

El águila calva era sagrada en muchas culturas de los nativos americanos que utilizaron sus plumas para tocados y hábitos religiosos. Las águilas, en general, eran consideradas los mensajeros espirituales entre los dioses y los seres humanos. En el Powwow, varios bailarines llevaban gorros con las plumas de estas aves como marca de prestigio. Las plumas fueron utilizadas en ceremonias sagradas en la ornamentación de ropa de los Apparat. Para los Lakota, las plumas significaban un símbolo de honor a las personas que lograron una hazaña. Hoy en día, se pueden dar en el final de un título universitario.

Para los Pawnee, estas aves eran símbolos de fertilidad debido a que sus nidos están dispuestos verticalmente y porque protegen a sus crías. Los Kwakiutlesparcían sus plumas para dar la bienvenida a huéspedes. Entre las tribus de las Grandes Llanuras durante la Danza del Sol, silbaban a través de un hueso de águila. En los Estados Unidos, la ley específica que sólo los miembros de una tribu indígena reconocida por el gobierno federal puede obtener las plumas del águila calva, con fines espirituales y religiosos.
 
 
El águila es el ave con mayor longevidad de esas especies. Llega a vivir 70 años, pero para llegar a esa edad, a los 40 debe tomar una seria y difícil decisión. A los 40 sus uñas están apretadas y flexibles y no consigue tomar a sus presas de las cuales se alimenta. Su pico, largo y puntiagudo, se curva, apuntando contra el pecho. Sus alas están envejecidas y pesadas, y sus plumas gruesas.
Volar se hace ya tan difícil.  Entonces el águila tiene solamente dos alternativas: morir o enfrentar un doloroso proceso de renovación que durará 150 días.
Ese proceso consiste en volar hacía lo alto de una montaña y quedarse ahí en un nido cercano a un paredón, en donde no tenga la necesidad de volar. Después de encontrar ese lugar, el águila comienza a golpear su pico en la pared hasta conseguir arrancarlo. Luego de esperar el crecimiento de uno nuevo con el que desprenderá una a una sus uñas. Cuando las uñas nuevas comienzan a nacer, comenzara a desplumar sus plumas viejas.
 
Después de 5 meses, sale para su vuelo de renovación y vivir 30 años más. Situaciones parecidas nos suceden a lo largo de la vida. Hay momentos en los que parecen que hemos dado en nuestro trabajo, familia y comunidad todo lo que teníamos, pareciera como si hubiéramos agotado nuestra creatividad y que ya no tenemos que aportar. Nuestra vida suele verse gris y envejecida. ¡Estamos en un punto de quiebre!. O nos transformamos como las águilas o estaremos condenados a morir.
La transformación exige, primero hacer un alto  en el camino; tenemos que resguardarnos por algún tiempo. Mirar hacia dentro y empezar un proceso de renovación. Solo así podremos desprendernos de esas viejas uñas y plumas para continuar un vuelo de renacimiento y de victoria.
Y ¿cuáles son esas plumas y uñas de las que tenemos que desprendernos?. Pues cada uno puede identificarlas fácilmente en su vida: son aquellas actitudes, vicios y costumbres que nos impiden el cambio, que nos atan al pasado, a la mediocridad, a la falta de ánimo para empezar la lucha.
En otros puede tratarse de resentimientos, complejos, baja o alta autoestima que nos nublan la vista y la capacidad de desear objetivos con nosotros mismos. Debemos desprendernos de costumbres, tradiciones, recuerdos que nos causan dolor. Solamente libres de peso del pasado podremos aprovechar el resultado valioso que una renovación siempre trae".


Tomado de: varias fuentes.

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